miércoles, 26 de diciembre de 2007

Mi Vida en la Secundaria - Primer Año

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No recuerdo con exactitud como fue mi primer día en la secundaria, sin embargo, creo que comenzó de esta manera:

Para que entiendan como es el mecanismo en mi colegio, les explicaré: los alumnos que pasaban a secundaria, desde primaria, eran ubicados en las secciones D, E y F, pero mis padres, guiados por una sabia decisión, hicieron lo posible para que yo esté en la sección A. La verdad es que mi hermano mayor había estudiado también ahí, y yo pensé que seria bacán seguir la tradición familiar. Al llegar al colegio ya habían pasado tres días de clases a las que no había asistido. Encontré afuera a tres amigos de la primaria, los saludé, hable un toque con ellos explicándoles el susodicho cambio y casi al instante comenzaron a pasar todos los alumnos al colegio para hacer la formación y pasar a sus respectivas aulas.

Cuando entré me tuve que despedir de ellos y comenzar a buscar mi salón. Al rato lo hallé. Había aproximadamente 8 alumnos formados. Al verlos vi dije para mí -“estos deben de ser los chancones, por algo llegan tempranito”- Caminé hacia donde formaban la fila india, me ubiqué detrás del último mientras los demás me quedaron mirando. Recuerdo que el último de la columna llevaba dos cuadernos: uno cuadriculado y otro de dibujo, así que decidí preguntarle el horario y de paso ir socializándome con mis nuevos amigos, con quienes iba a pasar un año, luego otro (si es que aprobaban el año) y así… El joven -o niño- que estaba allí se llamaba Husein (conspicuo nombre, ¿no?), le hable un momento y después volteé a ver si había más alumnos. Para mi sorpresa ya había más de quince escolares detrás de mi y todos se quedaron mirándome. Luego pasamos al aula y me percaté que todos ya tenían su sitio específico, así que, como el buen imbécil que no soy, tuve que buscar una carpeta y sentarme al último, donde encontré a dos compañeros que ahora son de mis mejores amigos: Jorge Alberto (a quien llamaremos koko) y Jorge Humberto. Congeniamos rápido y nos hicimos amigos, y, poco a poco, me hice amigo de la mayoría.

En primer año conocí a los profesores de lenguaje y de matemática más chéveres, porque aprobaba sus cursos con 18 o 19 mínimo. Estaba también el profesor de religión, que le gustaba que los alumnos le compremos sus módulos, la tutora de mi sección, mas conocida como la profesora “Uranaibaba” (personaje de la saga de dragon ball Z), también el profesor de computación, quien fue el primero que conocí que también le había enseñado a mi hermano. Lo malo fue que, para ese curso, nos separaron vilmente, y medio salón estudiaba computación y la otra mitad estudiaba electrónica.

A mediados de año, Husein, el primero con quien hablé, llegó con un yeso en el brazo, lo que pasó fue que, por idiota, se había caído fuertemente de la bicicleta.

A comienzos de noviembre comencé a jugar fulbito todos los días con mis amigos. Jugábamos el salón de electrónica versus el de computación. Un día, en pleno juego, hubo un tiro de esquina al que fui a cabecear. En ese instante, vino el defensa del equipo contrario y cabeceó mi nariz. Caí al suelo inmediatamente y, desfalleciendo en la loza, mis compañeros de equipo dijeron que estaba roja e hinchada. Encontré a mi profesor de ciencias naturales y me dijo que de seguro se había movido. Éste trató de enderezarla con sus manos –aunque sin suerte- y lamentablemente tuve que irme a casa. Al día siguiente fui al hospital y el médico que me atendió envió a mi padre a traer de una farmacia yeso, anestesia, inyecciones, gasas, etc. Para hacer el procedimiento, inyectó anestesia local en mi nariz (lo cual me dolió como el demonio), luego se puso guantes y comenzó a empujar mi nariz con sus manos para enderezarla. Después, enyesó mi aparato olfatorio y me indicó que no me lo quite hasta después de una semana. Sin hacer caso al galeno, fui así al colegio. Cuando llegué, mis patas me decían -“¿oe que te pasó?”- Para dormir fue la cosa. Intentaba dormir con el puto yeso en la nariz, intenté acomodarme para no mover mucho mi cabeza, y así pasaron cinco días y al final me retiré el yeso y hasta ahora mi nariz no esta muy enderezada que digamos.

Así pasaban los días y llego el fin de año escolar, donde aprobé invicto y con buenas calificaciones.

Esto fue el primer año en un texto súper resumido =)